“El problema no es que sólo usemos el diez por ciento de nuestro cerebro, sino que no utilizamos ni el dos por ciento de las emociones de nuestro corazón”. Albert Espinosa.
Actualmente diversos artículos psicológicos nos previenen de las personas llamadas tóxicas.
Nos dicen cómo detectarlas, clasificándolas por tipos de manipulación que utilizan y advirtiéndonos que nos alejemos de ellas. Como dice Albert Espinosa, escritor de “El mundo azul ama tu caos“, cada uno tenemos nuestro caos. Pero a veces hay que decirles a algunas personas: “entiendo tu caos, pero no quiero que lo compartas conmigo”.
Muy pocos de estos artículos se centran en cómo detectar a personas que pueden aportarnos en nuestra vida. A simple vista parece sencillo, incluso intuitivo. Pero a veces ocurre que estamos inmersos en nuestro propio “caos”, inseguridades personales, o manipulados, sin ser conscientes, por otras personas, resultándonos muy complicado detectar con quienes queremos pasar más tiempo en nuestra vida, y cuáles son las cualidades que las distinguen del resto.
Citando de nuevo a Espinosa, tenemos dos días muy importantes en nuestra vida. Uno es el día en el que nacemos, y el otro, el día en el que resurgimos o despertamos a la vida. Resurgimos cuando sufrimos cambios de transformación personal.
¿Cómo sabes si te sientes vivo? SI ESTÁS CRECIENDO QUIERE DECIR QUE ESTÁS VIVO. Si no estás creciendo y desarrollándote es que tienes que cambiar tu modo de vida o de relacionarte con los demás. Te das cuenta, que no quieres continuar con la vida que llevas hasta ahora porque no eres feliz, y piensas que tienes que hacer las cosas de otra manera, para conseguir distintos resultados.
En nuestras relaciones personales con familiares, amigos, compañeros de trabajo o en pareja tenemos que preguntarnos: ¿esta persona me aporta? ¿Con ella crezco, evoluciono o aprendo? Si la respuesta es negativa, plantéate realizar cambios.
LA MOTIVACIÓN SE CONTAGIA Y LA DESMOTIVACIÓN TAMBIÉN. Acerquémonos a personas que consigan motivarnos. ¿ No os ha pasado a veces, que tenemos la sensación de que el mundo es mucho más gris después de pasar un rato con una persona que os ha creado malestar? Esto es una de los síntomas claros, de que no creces, ni evolucionas a su lado.
Necesitamos relaciones personales donde se dé una RECIPROCIDAD POSITIVA. Esto es, que cuando das en la relación, tienes la sensación que no das a fondo perdido sin recibir nada a cambio, sino que hay una equidad, una igualdad. La balanza está equilibrada. En la reciprocidad negativa, sin embargo, se trata de obtener un beneficio a expensas de la otra parte utilizando la trampa, engaño o manipulación.
¿Qué criterios usaremos para escoger a las personas que nos aporten en nuestra vida?
- Que sean personas benévolas. Esto es, que tengan la intención de hacerte un bien.
- Personas que valoren y se alegren de tus logros. Cuando recibes reproches o envidia por cosas que consigues es un mal síntoma.
- Que tengan capacidad de perdón. De volver a empezar de nuevo.
- Personas generosas: que no sean egoístas de forma extrema.
- Que sean capaces de mostrar y expresar amor.
- Que respeten tu espacio, tu vida, y no te aíslen de tu entorno.
- Personas empáticas y con capacidad de rectificación.
- Coherentes entre lo que dicen, sienten y hacen.
No olvidemos, que cuando estamos en nuestros momentos más bajos a nivel emocional, esto es, cuando estamos más insanos, podemos llegar a tener comportamientos “tóxicos”. Démonos cuenta de que lo hacemos cuando intentamos controlar la vida del otro, manipulamos mediante la pena o el sentimiento de culpa o cuando menospreciamos las cosas que consiguen los demás por sentimientos de envidia o de inferioridad.
Hagamos una reflexión personal sobre cada uno de nosotros y planteémonos si estamos en ese momento vital en el que necesitamos resurgir.
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